Orisón
Orissón (s. III a. C.), jefe, caudillo o régulo de los celtíberos oretanos.
Acudió en socorro de la ciudad de Heliké (ubicación desconocida, quizá Elche de la Sierra; véase muerte de Amilcar), sitiada por los cartagineses, y logró levantar el asedio en el 228 a. de C. Se ignora si había vivido los desastres de caudillos hispánicos anteriores como los de los hermanos Istolacio e Indortes ante el general cartaginés Amílcar Barca, pero lo cierto es que se enfrentó a las tropas cartaginesas con más astucia que ellos. Reunió un fuerte ejército entre los pueblos del área y, sabedor de que los cartagineses podían dispersarlo con el terror que inspiraban sus elefantes, se presentó en el campo cartaginés con un pequeño contingente haciendo creer se ofrecía como mercenario al enemigo, mientras ocultaba una manada de toros bravos que soltó entre las tropas africanas con teas ardiendo en las astas, a fin de aterrorizar a los elefantes, dispersarlos e incendiar el campamento enemigo. Fue la primera derrota de los cartagineses en Hispania. Polibio, sin embargo, omite los detalles legendarios y dice que logró derrotar a Amílcar Barca, con quien había pactado, engañándolo y traicionándolo. Sin embargo, al año siguiente (229 a. C.), Amílcar consiguió someter a las ciudades oretanas, aunque finalmente murió en batalla.
Acudió en socorro de la ciudad de Heliké (ubicación desconocida, quizá Elche de la Sierra; véase muerte de Amilcar), sitiada por los cartagineses, y logró levantar el asedio en el 228 a. de C. Se ignora si había vivido los desastres de caudillos hispánicos anteriores como los de los hermanos Istolacio e Indortes ante el general cartaginés Amílcar Barca, pero lo cierto es que se enfrentó a las tropas cartaginesas con más astucia que ellos. Reunió un fuerte ejército entre los pueblos del área y, sabedor de que los cartagineses podían dispersarlo con el terror que inspiraban sus elefantes, se presentó en el campo cartaginés con un pequeño contingente haciendo creer se ofrecía como mercenario al enemigo, mientras ocultaba una manada de toros bravos que soltó entre las tropas africanas con teas ardiendo en las astas, a fin de aterrorizar a los elefantes, dispersarlos e incendiar el campamento enemigo. Fue la primera derrota de los cartagineses en Hispania. Polibio, sin embargo, omite los detalles legendarios y dice que logró derrotar a Amílcar Barca, con quien había pactado, engañándolo y traicionándolo. Sin embargo, al año siguiente (229 a. C.), Amílcar consiguió someter a las ciudades oretanas, aunque finalmente murió en batalla.
Fuentes
- Antonio Alburquerque Pérez, Indortes e Istolacio, Orisón, Indíbil y Mandonio, 1988.
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